Introducción: «En primer lugar, es importante tener en cuenta que el concepto de empoderamiento aparece con los movimientos feministas, que desde 1985 reivindican este concepto relacionándolo con la «toma de poder». Además, plantean la necesidad de fortalecer la autoestima, la confianza en sí misma y la capacidad de elección conectada con el «poder colectivo» para promover el cambio de las relaciones de género en las distintas esferas: económica, política, jurídica y sociocultural».
Este párrafo corresponde al 2º Manifiesto de Mujeres y Niñas con discapacidad de la Unión Europea. Una herramienta para activistas y responsables políticos del Comité de Mujeres del Foro Europeo de la Discapacidad, que fue adoptado en Budapest durante el mes de mayo de 2011 por la Asamblea General del Foro Europeo de la Discapacidad y es el fruto de la colaboración de la Procuradora General del Principado de Asturias con el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) y el Foro Europeo de la Discapacidad (EDF).
La doble condición de género y discapacidad conlleva nuevas formas de discriminación, de exclusión y muchas barreras que afectan cotidianamente a las mujeres con discapacidad.
La situación de vulnerabilidad puede ser atendida y trabajada de manera específica, en función de las necesidades y demandas reales de este sector de la población. Del mismo modo, se deben abordar otras características básicas y pueden añadirse otras: la edad, la orientación sexual, el vivir en zonas rurales, ser inmigrante, provenir de sectores pobres de la población, etc.
Asimismo, existen otros factores como el menor acceso a un trabajo digno, la brecha salarial y digital (con respecto a personas sin discapacidad y hombres con discapacidad), la falta de acceso a una educación y a un servicio de salud de calidad y accesibles, el mayor riesgo de sufrir violencia y abusos, el escaso o nulo acceso a los programas y servicios dirigidos a mujeres, son entre otras, las situaciones cotidianas a las que se enfrentan las mujeres con discapacidad.
Objetivos
Los principales objetivos que se plantean en este artículo están relacionados con mi propia experiencia como mujer con discapacitad, ya que considero que ambas condiciones existenciales se viven desde un lugar de doble discriminación, que exige un empoderamiento especial.
Marco conceptual
1. La situación de la mujer con discapacidad y su necesidad de empoderamiento.
Aunque en los últimos años se han logrado muchos avances en los derechos de las personas con discapacidad, las mujeres son discriminadas desde el ámbito familiar, lo que determina un menor acceso a la educación y produce elevadas tasas de analfabetismo. Por lo tanto, las posibilidades de conseguir empleo se restringen, el sistema sanitario tampoco responde a sus necesidades y la protección social que reciben no las protege de la pobreza.
Todo esto juega en contra de la independencia y autonomía de la mujer con discapacidad, perpetuando los roles tradicionalmente femeninos heredados del patriarcado.
Asimismo, hay que destacar que, en el ámbito rural, la mujer con discapacidad suele padecer una triple discriminación, ya que a veces debe asumir el rol de cuidadora de la familia, si lo permite su discapacidad.
2. El coaching como un recurso efectivo para el desarrollo de las competencias necesarias.
Una de las funciones esenciales del coach es ayudar a establecer los mecanismos para que una persona pueda aprender y contribuir a su transformación, mejorando su capacidad de adaptación a nuevos retos o a las cambiantes condiciones de su vida real. Los ejemplos son infinitos. Los encontramos en nuestras relaciones de pareja, en la relación que establecemos con nuestros padres, con nuestros hijos, con nuestros amigos. Lo hacemos en la manera que nos desenvolvemos en el trabajo y las relaciones que establecemos con nuestros jefes y con nuestros colegas. Pero más profundamente todavía, encontramos estos obstáculos en la relación que establecemos con nuestra propia vida y con nosotros mismos.