Lourdes Márquez (CESE): Europa no puede retroceder en inclusión

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Lourdes Márquez; directora de Alianzas y Relaciones Internacionales de Fundación ONCE y consejera del Comité Económico y Social Europeo (CESE) en representación de CEPES

En un contexto en el que el movimiento social de la discapacidad mira a Europa con preocupación creciente por los riesgos de retroceso social, Lourdes Márquez pone el acento en dos alertas que considera decisivas, la pérdida de impulso institucional de la economía social tras la desaparición de su unidad específica en la Comisión Europea, y la amenaza de que el próximo presupuesto comunitario rebaje el papel del Fondo Social Europeo, clave para la inclusión laboral de las personas con discapacidad. Con esta mirada europea y desde su responsabilidad en el Comité Económico y Social Europeo (CESE), conversamos con una de las voces más cualificadas para interpretar este momento y defender que la accesibilidad y la inclusión deben seguir siendo pilares irrenunciables del proyecto europeo.

Consejera en el CESE en representación de Confederación Española de la Economía Social (CEPES) y directora de Alianzas y Relaciones Internacionales de Fundación ONCE, Lourdes Márquez, mujer con discapacidad, analiza los desafíos inmediatos de la economía social en Europa, la necesidad de un presupuesto ambicioso para el Fondo Social Europeo y la importancia de la accesibilidad como condición para una inclusión real. Desde su experiencia estratégica en Bruselas, reivindica el papel del CESE como puente entre sectores y recuerda que “si queremos avanzar no podemos hacerlo solos”.

¿Qué significa para usted representar a CEPES y, en particular, a la ONCE y al sector de la discapacidad en el Comité Económico y Social Europeo?

Es un honor que la ONCE, CEPES y el conjunto de la economía social española hayan confiado en mí para representarles en la casa de la sociedad civil organizada en Europa, que no olvidemos es el principal organismo consultivo de la Unión Europea. Mi papel va a ser defender e impulsar los intereses de todas las familias y componentes de la economía social, así como los derechos de las personas con discapacidad, prioritariamente.

Usted ha señalado que afronta esta etapa con ilusión y compromiso. ¿Cuáles son las prioridades que se marca en este mandato?

Vivimos un momento especialmente convulso en el que, en Bruselas, lo social se está quedando atrás. El contexto geopolítico y geoeconómico es complejo y las crisis ponen en cuestión pilares esenciales del modelo europeo. Debemos empujar para que la revisión del Pilar Social, del Plan de Acción de Economía Social y de la Estrategia Europea de Discapacidad sean lo más ambiciosos posibles. La accesibilidad universal debe ser la llave que abra la puerta real a la inclusión y la participación. También es esencial lograr que el nuevo presupuesto plurianual 2028-2034 sea consecuente, especialmente a través del Fondo Social Europeo.

"La accesibilidad universal debe ser la llave que abra la puerta real a la inclusión y la participación de todas las personas, porque sin ella cualquier avance europeo se queda en papel"

La economía social representa más del 8 % del PIB europeo y el 10 % en España. ¿Qué pasos son urgentes para fortalecer su influencia en Bruselas?

Una revisión ambiciosa del Plan de Acción de Economía Social y el fortalecimiento del Marco Financiero Plurianual son fundamentales. La desaparición de la unidad de economía social en la Dirección General de Mercado Interior ha supuesto un retroceso. Es crucial potenciar el Intergrupo de Economía Social del Parlamento Europeo y la categoría de Economía Social del CESE. También reforzar Social Economy Europe. Tengo el honor de representar a Philea, plataforma del sector fundacional y filantrópico europeo, y llevamos tiempo trabajando bajo el liderazgo de Juan Antonio Pedreño.

Ha dicho que “el crecimiento económico debe ser inclusivo o no lo será”. ¿Cómo se traduce eso en políticas europeas reales?

El crecimiento o es inclusivo o no lo será, porque si no lo es provocará mayores desigualdades. Apostar por la inclusión no es un gasto, es una inversión. El Fondo Social Europeo es el mejor ejemplo, invertir en las personas para su inclusión a través de la formación y el empleo. Con el CERMI y el EDF conseguimos que ni un euro de fondos europeos se destine a proyectos que generen nuevas barreras, garantizando así la accesibilidad universal.

En el CESE coincidirá con sindicatos, patronales y organizaciones de consumidores. ¿Cómo tender puentes para que la discapacidad y la inclusión no queden en segundo plano?

El CESE es una plataforma única para tender puentes. Es el reflejo de la fuerza de la diversidad cuando hay colaboración y respeto. Necesitamos más que nunca espacios que nos unan. Lo demuestra el reciente dictamen sobre la Estrategia Europea de Discapacidad, aprobado casi por unanimidad, o el Acta Europea de Accesibilidad. Si queremos avanzar, no podemos hacerlo solos. En la ONCE lo tenemos claro, juntos llegamos más lejos.

Sustituye a Miguel Ángel Cabra de Luna. ¿Qué legado recoge y cómo pretende darle continuidad?

Miguel Ángel Cabra de Luna ha dejado el listón muy alto. Ha sido un visionario, siempre un paso por delante, generando plataformas y oportunidades para promover la economía social y los derechos de las personas con discapacidad. He tenido la suerte de colaborar estrechamente con él durante casi veinte años. Cojo el testigo con gratitud, ilusión y fuerza. En la ONCE sabemos que los sueños no son inalcanzables.

Europa afronta la transición verde y digital. ¿Cómo puede la economía social garantizar que nadie quede atrás?

La economía social es la economía de las personas y del planeta. Nuestros principios ponen a las personas y la sostenibilidad en el centro. Un buen ejemplo es ILUNION, primera empresa de economía social que ha recibido préstamos del Banco Europeo de Inversiones. En el ámbito digital, Fundación ONCE impulsa el programa Por Talento Digital, que ya ha formado a casi 30 000 personas con discapacidad desde 2021. En 2025 alcanzaremos 5.600 alumnos, de los cuales el 48 por ciento serán mujeres.

Desde Fundación ONCE ha trabajado en redes globales. ¿Qué aprendizajes llevará ahora al CESE?

Creo firmemente en el poder transformador de la colaboración basada en la confianza y en un propósito común. La Unión Europea ha sido clave para el progreso social y la inclusión, y la Fundación ONCE lleva 25 años siendo organismo intermedio del Fondo Social Europeo. El contexto cambia, pero eso nos obliga a fortalecer las alianzas existentes e impulsar nuevas colaboraciones que abran espacio a la innovación y al impacto social positivo.

"Si queremos avanzar no podemos hacerlo solos, tenemos que ir de la mano con todos nuestros aliados para que la economía social y la discapacidad tengan peso en la agenda europea"

¿Qué papel deben tener los fondos europeos y las políticas de cohesión para apoyar a las empresas inclusivas?

Un papel central. Las empresas de inserción y los centros especiales de empleo son esenciales para la inclusión laboral de las personas con discapacidad. Nos preocupa que la propuesta actual del Marco Financiero Plurianual pueda diluir el papel del Fondo Social Europeo. Trabajamos con el EDF y nuestros aliados en Bruselas para revertir esa situación, y el CESE debe ser un actor clave en ello.