Asociacionismo y sororidad

 

Me pidieron que escribiese una reflexión sobre mujeres y niñas con discapacidad, y lo primero de todo es que somos MUJERES, es lo primero que nos define, y sobre lo que hay que construir. Nuestra realidad es que no se nos permite desarrollar nuestra vida desde niñas a mujeres, en nuestra etapa adulta, vemos como se nos aniña o se nos asexua, existe una mayor sobreprotección familiar, se nos ve infantilizadas siempre, como niñas perpetuas, incluso se nos niega el derecho a ser madres cuando a ninguna mujer se le niega este derecho inherente por el que se está trabajando en la actualidad desde la Cortes Generales para la erradicación de la esterilización forzada o no consentida, una demanda que los movimientos de mujeres con discapacidad llevan reivindicando años.

También se nos relega en mayor medida a las tareas domésticas. El hecho de ser beneficiarias de una pensión, “contribuye” a la economía familiar, en vez de estimular la formación, y así trabajar para poder ser autónomas en nuestras decisiones y en nuestra propia vida.

Esto nos pasa a la mayoría de las mujeres con discapacidad, independientemente del tipo de discapacidad, no os penséis que por tener una discapacidad física u orgánica estamos menos discriminadas. Cierto es que en algunos tipos de discapacidad se acusa más la discriminación y los abusos ejercidos sobre las niñas y mujeres con discapacidad. 

En el caso de las mujeres con enfermedades o discapacidad orgánica, queda mucho por avanzar, pues hay patologías predominantemente femeninas como la fibromialgia, fatiga crónica, depresión, lupus….  que vienen a ser menos valoradas tanto por sectores profesionales como por la sociedad en general. La falta de información sobre su enfermedad, el retraso en acceder a un diagnóstico o a los recursos derivan en muchas ocasiones en una dificultad para el acceso a derechos, como el certificado de discapacidad, que pueden mejorar su calidad de vida y participación en su entorno con las mismas garantías

Otro ejemplo de discriminación lo vemos en el caso de acceso a la salud ginecológica, mujeres que no consideran que esto sea necesario porque simplemente no tienen relaciones sexuales, o que se acude a las revisiones y las instalaciones no son accesibles, especialmente las camillas exploratorias. Es imprescindible garantizar una información adecuada y accesible sobre nuestra salud y sexualidad. No podemos dejar de vigilar nuestra salud, ni por nosotras ni por terceros.

He analizado estas causas de discriminación, situaciones en las que nos encontramos día a día, porque tenemos que trabajar en que todo esto y más cuestiones, como la violencia contra la mujer, se eliminen de nuestras vidas. Es vital que podamos decidir por nosotras mismas sobre nuestro devenir. 

Por todo esto es necesario fomentar el movimiento asociativo de mujeres con discapacidad, para que además de los avances en el movimiento de las personas con discapacidad, se tengan en cuenta nuestras necesidades y realidades. Debemos estar ahí decidiendo sobre nosotras, sobre las mujeres, y un lema fundamental que siempre reivindicamos es que no se decida nada sobre nosotras sin nosotras. Además, es importante posibilitar crear entornos de confianza en el trabajo con mujeres con discapacidad, para que se sientan cómodas y vayan generando sus propios recursos y autonomía. 

Por eso se crearon asociaciones de mujeres desde los años 90, como por ejemplo, Dones No Estándar, Luna Andalucía (Ahora FAMDISA), Mujeres en movimiento, Amanixer, ACADAR, AEMDI, Luna Castilla La Mancha, Más Mujer. Y como trabajar en red es fundamental, nos unimos en CEMUDIS, Confederación Estatal de Mujeres con Discapacidad, para dar el mayor apoyo posible a estas entidades, la mayoría no muy grandes, porque los recursos son escasos y para entidades feministas de mujeres con discapacidad aún es más complicado conseguirlos. 

Es vital trabajar en red, empoderarnos y trabajar con nuestros compañeros del movimiento de personas con discapacidad, como por ejemplo COCEMFE, donde se vayan haciendo ahí también programas específicos, y haya mas mujeres en los órganos de gestión. 

Y no solo trabajar con las entidades generalistas de personas con discapacidad, debemos trabajar también con el movimiento feminista de mujeres, como he dicho al principio ante todo somos MUJERES, y debemos trabajar con sororidad apoyarnos unas a otras, que vean nuestra situación como algo suyo, y asi lo reivindiquen. Debemos trabajar en red todas las mujeres, y también vamos avanzando.

No quiero quedarme solo con las dificultades que nos encontramos, sino con los avances que vamos haciendo, y que tenemos que seguir por este camino, el trayecto se hace lento, pero siempre adelante, sin dejar a ninguna mujer atrás. 


Por Marta Valencia Betrán Patrona de la Fundación CERMI Mujeres