“Gracias a CERMI CV he recuperado movilidad y esperanza tras la DANA”

Imagen de Mónica Roses
Han pasado casi once meses desde la DANA que arrasó poblaciones de València, algunas ubicadas en la comarca de l’Horta Sud, como Massanassa. Allí aún se sienten sus consecuencias. Entre las personas afectadas está Mónica Roses, mujer con discapacidad física y beneficiaria de #AsegurandoLaInclusión, que perdió su vivienda, su vehículo adaptado y material ortopédico esencial. “Fue demoledor en lo anímico, lo emocional y lo económico”, recuerda

Vulnerabilidad a su elevada potencia

La catástrofe dejó su vida patas arriba: sin ascensor en la finca, sin coche, sin posibilidad de mantenerse en su propio hogar. “Tuve que mudarme con mis padres. Nadie se hace cargo de las pérdidas porque no vivía en un bajo. La normativa está llena de incongruencias que nos dejan fuera a quienes más lo necesitamos”, denuncia.

Los primeros días fueron un infierno. “Encerrada en mi casa, veía pasar camiones de ayuda y voluntarios, pero dependía de que alguien me oyera. La vulnerabilidad era absoluta”, cuenta. En ese contexto, surgieron gestos que nunca olvidará: La Cruz Roja trató de ayudarla a salir de su vivienda con una oruga, aunque la maniobra fue imposible debido a sus problemas para flexionar una pierna. También Aspaym CV, a través de Raquel y Tomás, se acercó hasta su casa para llevarle bombonas de butano con las que pudo cocinar junto a sus hijas. “También recuerdo a personas que vinieron desde Valencia andando, cargadas con mochilas de alimentos, o a quienes llegaron desde Extremadura con productos de limpieza. Esa solidaridad verdadera es lo que nos sostuvo en los peores días”, afirma.

El miedo tampoco se ha ido: “Cada vez que llueve, no duermo. La DANA no terminó aquel día, sigue presente en cada tormenta, en cada espera sin respuesta”.

#AsegurandoLaInclusión, un antes y un después

En ese panorama, Mónica encontró un apoyo decisivo gracias a las ayudas promovidas por CERMI CV y UNESPA dentro del programa #AsegurandoLaInclusión.

“La silla de ruedas manual y eléctrica que conseguí gracias a CERMI han sido mi salvación. Recuperar movilidad es recuperar vida. El encuentro  fortuito con Lorena, de CERMI, por la calle en el Perelló, ella me explicó las ayudas. “Me brindaron un apoyo que marcó un antes y un después”, destaca. Gracias a esa información hoy puedo volver a moverme con autonomía”, añade.  

Mónica insiste en la importancia de la cercanía de las entidades sociales: “CERMI me escuchó, valoró mis necesidades y me atendió en todo momento. Eso no tiene precio. Por eso animo a cualquier persona con discapacidad a que no tema solicitar estas ayudas. El proceso es más sencillo de lo que parece y, sobre todo, me acompañaron en todo momento hasta recibirla ”, destaca.

Más allá de la burocracia

Para esta vecina de Massanassa, la existencia de ayudas específicas es crucial: “Mientras la administración tarda o se pierde en trámites, entidades como CERMI actúan de verdad. Son un salvavidas para quienes la DANA nos dejó en situación de máxima vulnerabilidad”. Y concluye con un mensaje claro: “Hoy sigo con miedo, sigo con deudas, pero gracias a CERMI también sigo con esperanza. He recuperado movilidad, he recuperado vida. Eso es lo que significan estas ayudas”.