El concepto de brecha salarial se refiere a la diferencia en los ingresos entre hombres y mujeres que realizan el mismo trabajo o trabajos similares. Esta disparidad salarial puede deberse a diversos aspectos, como la discriminación de género, la falta de igualdad de oportunidades laborales y la segregación ocupacional.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a nivel mundial, las mujeres ganan en promedio alrededor del 20% menos que los hombres.
Esta brecha salarial puede variar según el continente, el país, la región, el sector y el nivel de educación, pero en general, las mujeres tienden a ganar menos que los hombres por realizar el mismo trabajo o trabajos de igual valor.
Hay muchos factores evidentes y hasta aceptados que pueden influir en el empleo y en los salarios. Entre otros, la educación, la experiencia, la demanda y la oferta de ciertos trabajos en el mercado laboral, la ubicación geográfica, el tamaño de la empresa y la negociación colectiva de los salarios. Son solo algunos ejemplos, pero hay otros de mayor impacto cuando hablamos de las mujeres con discapacidad.
En el caso de las mujeres con discapacidad, la brecha salarial es muy significativa en comparación con los hombres y las mujeres sin discapacidad.
Según estudios y datos recopilados por organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), suelen enfrentar múltiples barreras en el mercado laboral que contribuyen a esta desigualdad salarial. Estas barreras pueden incluir la discriminación, la falta de accesibilidad en el lugar de trabajo, la falta de oportunidades de formación y desarrollo profesional, así como estereotipos y prejuicios que limitan sus posibilidades de empleo y progreso laboral.
Como se repite constantemente, para abordar las disparidades salariales en el caso de las personas con discapacidad es fundamental implementar políticas y prácticas que promuevan la igualdad en el lugar de trabajo. Algunas soluciones efectivas incluyen:
- Abogar por políticas de Estado que promuevan la igualdad salarial y protejan los derechos de las mujeres con discapacidad.
- Implementar políticas de transparencia salarial para garantizar que las personas reciban una compensación justa por su trabajo.
- Promover la diversidad e inclusión en todos los niveles de la organización para garantizar igualdad de oportunidades.
- Ofrecer programas de formación y desarrollo profesional para ayudar a cerrar la brecha de habilidades y promover la equidad salarial.
- Apoyar la flexibilidad laboral y el equilibrio entre el trabajo y la vida personal para garantizar que todas las personas tengan oportunidades iguales de avanzar en sus carreras.
- Establecer opciones de horarios flexibles, teletrabajo y adaptaciones funcionales en cada puesto de trabajo para atender a las necesidades individuales de las mujeres con discapacidad.
- Accesibilidad física: garantizar que el lugar de trabajo sea accesible, incluyendo rampas, ascensores, baños adaptados y espacios de estacionamiento designados.
- Capacitación y sensibilización, a todo el personal sobre la inclusión de personas con discapacidad, así como programas de comunicación para fomentar un ambiente de trabajo inclusivo.
- Implementar políticas de contratación inclusivas que nos favorezcan, así como la eliminación de sesgos en el proceso de selección.
Estos son sólo algunos ejemplos de políticas y prácticas inclusivas que pueden ayudar a crear un entorno laboral más equitativo y accesible para las personas con discapacidad.
Disminuir la brecha salarial entre las mujeres con discapacidad, debe ser una preocupación constante tanto en empresas, como en organizaciones e instituciones, ya que enfrentan múltiples barreras en el mercado laboral que pueden afectar sus oportunidades de empleo y sus ingresos.
Por otra parte, las mujeres con discapacidad que viven en áreas rurales a menudo enfrentan desafíos adicionales en comparación con aquellas que viven en entornos urbanos.
Algunos de los desafíos específicos que enfrentan en el ámbito rural implican un acceso limitado a servicios y recursos, ya que suele ser más difícil acceder a servicios de salud, educación, transporte y apoyo comunitario. Además, del aislamiento social por la falta de infraestructuras y la distancia con los centros urbanos.
Asimismo, las oportunidades laborales pueden ser muy limitadas en áreas rurales, lo que dificulta que las mujeres con discapacidad encuentren un empleo significativo y bien remunerado.
Por otra parte, el estigma y la discriminación a través de actitudes negativas hacia la discapacidad pueden ser más pronunciadas en entornos rurales, lo que puede llevar a la exclusión y hasta el abandono. Según estudios y datos recopilados, las mujeres con discapacidad tienden a ganar menos que los hombres con la misma situación y que las mujeres sin discapacidad. Esto puede deberse a factores como la discriminación, la falta de acceso a oportunidades laborales significativas y también apoyo para el desarrollo profesional. Por eso, es fundamental abogar por la igualdad salarial y promover políticas inclusivas que garanticen que todas las mujeres con discapacidad reciban un salario justo y equitativo.
En resumen, la igualdad en el trabajo se refiere a la idea de garantizar que todas las personas, independientemente de su género, raza, origen, orientación sexual, discapacidad u otras características étnicas personales, tengan las mismas oportunidades, derechos y trato justo en el ámbito laboral. Esto implica eliminar la discriminación y promover la equidad en todos los aspectos del acceso al empleo, la remuneración, la promoción, la formación y el ambiente en el lugar de trabajo.
La igualdad es fundamental para crear entornos laborales inclusivos, diversificados y respetuosos, donde todas las personas puedan desarrollar su potencial y contribuir de manera significativa al éxito de la organización.
Para abordar la brecha salarial y promover la igualdad de oportunidades para las mujeres con discapacidad, es fundamental implementar políticas y prácticas inclusivas que garanticen la accesibilidad, la adaptación razonable y el apoyo necesario para que puedan participar plenamente en el mercado laboral. Además, es importante sensibilizar sobre las necesidades y capacidades de las mujeres con discapacidad, así como fomentar un entorno laboral inclusivo y respetuoso que valore la diversidad y promueva la equidad salarial para todas las personas, independientemente de sus características personales.