El 14.1% de las mujeres con discapacidad ha sufrido violencia sexual cometida por sus parejas o exparejas a diferencia de las mujeres sin discapacidad entre las que este dato desciende 7.8%.
En relación a la denominada violencia de control, el 29.5 % de las mujeres con discapacidad han sido víctimas de este tipo de violencia, frente al 25.2% de las que no tienen discapacidad.
Con respecto a la violencia psicológica emocional, un 30.3.8% de las mujeres con discapacidad reconocen haber estado expuestas a este tipo de comportamientos, mientras que el porcentaje desciende al 21,5% en el caso de las mujeres sin discapacidad.
Asimismo, llama la atención que el 19.1% de las mujeres con discapacidad reconoce haber sentido miedo de su pareja o expareja. Este mismo dato para mujeres sin discapacidad es del 12,6%.
El dato referido a la violencia económica muestra que un 17,7% de las mujeres con discapacidad ha sufrido este tipo de violencia por parte de su pareja o expareja. En el caso de las mujeres sin discapacidad, el porcentaje desciende al 10.4%.
Resulta muy interesante la información que ofrece la Macroencuesta acerca de la percepción subjetiva del estado de salud de las mujeres con discapacidad sometidas a maltrato reciente. En estos casos, el 21.3% de las mujeres con discapacidad que no han sufrido violencia considera que su estado de salud es bueno o muy bueno, frente al 11% de mujeres que sí han sufrido violencia reciente.
Por otro lado, el porcentaje de mujeres con discapacidad que ha sufrido violencia de género y que no ha denunciado los hechos a la policía asciende a 64.8%, un poco menos que el porcentaje de mujeres sin discapacidad, que es del 65.1%, por lo que no se aprecian en este punto diferencias sustanciales. Las tres principales causas alegadas para no denunciar, y que se comparten con las mujeres sin discapacidad, han sido la poca importancia dada a lo sucedido, el miedo y la vergüenza.
Asimismo, las mujeres con y sin discapacidad coinciden en el tipo de apoyo que necesitan, fundamentalmente atención psicológica, así como ayudas económicas y asistencia jurídica. En cuanto al apoyo informal recibido por las mujeres víctimas de violencia de género, tanto con discapacidad como sin ella, en la mayoría de los casos fue prestado por las amigas, las madres y hermanas.
En cambio, sí se observan diferencias en cuanto al consejo que reciben de romper o no la relación por parte del algún familiar si la mujer tiene o no discapacidad. En concreto, el 68.8% las mujeres con discapacidad reciben este consejo frente al 81.7% de las mujeres sin discapacidad. En este sentido, la Macroencuesta muestra que el 64.5% de las mujeres con discapacidad ha dejado la relación debido a la violencia ejercida contra ella por su pareja. Este porcentaje es del 67.9% para las mujeres sin discapacidad.
Finalmente, el estudio de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género señala que la prevalencia de la violencia física fuera de la pareja a lo largo de toda su vida, es del 15.4% mientras que el porcentaje para las que no tienen discapacidad es del 11.4%. La situación de desventaja en este ámbito es más que patente para el caso de las mujeres con discapacidad, que sufren más violencia física severa que las mujeres sin discapacidad (el 3.9% frente al 2.4%).
Además, la relación que une a la víctima con el agresor en los casos de las mujeres con discapacidad es en un mayor número de casos, alguna persona de su entorno familiar. En los casos de violencia sexual contra mujeres con discapacidad, un 4.6% informa que el agresor era alguna persona conocida. Este porcentaje desciende al 3% en el caso de las mujeres sin discapacidad.