El interés en esta cuestión surgió a raíz de la detección de numerosos casos de mujeres con discapacidad, sobre todo mujeres con discapacidad psicosocial e intelectual, que presentaban infecciones de transmisión sexual y embarazos no planificados. El estudio ha sido financiado por el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos.
Contrariamente a lo que la sociedad cree son muchas las mujeres con discapacidad que tienen una vida sexual activa. En Estados Unidos se estima que viven un millón de mujeres con discapacidad en edad fértil. A pesar de que en los últimos años se han producido avances en el reconocimiento y ejercicio de los derechos de las mujeres con discapacidad, sin embargo, actualmente siguen existiendo enormes brechas relacionadas con el acceso a servicios de salud reproductiva de calidad y asequibles económicamente.
Los principales déficits que presentan estos servicios son la falta de accesibilidad de sus instalaciones, así como la falta de experiencia del personal sanitario que sigue mostrando una actitud paternalista y protectora hacia este sector de la población.
La Encuesta Nacional sobre el Crecimiento de la Familia, incluye un subconjunto de 950 mujeres con distintos tipos de discapacidad a quienes se les ha consultado acerca de los servicios de planificación familiar. Actualmente, se está estudiando si las mujeres con discapacidad que recibieron información sobre planificación familiar han mostrado una tendencia menor a experimentar embarazos no planificados en comparación con aquellas que no recibieron dicha atención.
Para la realización de la investigación la Universidad de Virginia ha contado inicialmente con nueve mujeres con discapacidad y se estima contratar a un total de cincuenta que estarán encargadas de la realización de las entrevistas cualitativas centradas en los embarazos no planificados, la exposición a la violencia de género y la discriminación.
Estas mujeres también compartirán sus experiencias acerca de las dificultades sociales y económicas, junto con los factores relacionados con la accesibilidad, que han podido inhibir su acceso a los servicios de salud reproductiva (el transporte, la disponibilidad de centros sanitarios l proveedor o el aislamiento rural.
El proyecto -que incluye una colaboración multidisciplinaria entre personal investigador de ámbitos como la enfermería, psicología, sociología y psiquiatría investigadores – dio comienzo en el mes de abril de este mismo año y se espera contar con los primeros resultados en 2018.