"La violencia de género es un fenómeno estructural que se agrava en el caso de las mujeres con discapacidad, ya que están expuestas a un mayor riesgo de sufrir violencia en comparación con las mujeres sin discapacidad. Debemos ponerle remedio, porque las situaciones de violencia de género que se ejercen contra las mujeres y las niñas con discapacidad estando alcanzando cifras alarmantes", alerta Antonio Guillén, presidente del COCARMI.
Según los datos analizados en la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer de 2019, el 40,4 por ciento de las mujeres con discapacidad han sufrido algún tipo de violencia por parte de su pareja; de éstas, en el 20,7 por ciento era violencia física o sexual. Fuera del ámbito de la pareja, el 17,2 por ciento de las mujeres con discapacidad han sufrido violencia física y el 10,3 por ciento violencia sexual.
En este caso, tratándose de una chica menor de edad, el comité reclama a todas las instituciones públicas vinculadas a la atención a la infancia y la adolescencia el máximo cuidado y protección del colectivo más vulnerable entre los vulnerables, los niños y niñas con discapacidad y / o problemas de salud mental. Si los niños en general tienen menos recursos que la población adulta para hacer frente al acoso y las agresiones, en el caso de los niños con discapacidad y/o problemas de salud mental todavía son más limitados debido a su aislamiento y dependencia
El COCARMI resalta la importancia de la prevención de la violencia hacia la infancia como factor clave para impedir situaciones como esta, por lo que reclama que se diseñen estrategias y acciones preventivas para evitar la violencia hacia niños y niñas con discapacidad y/o problemas de salud mental, orientadas a los niños, la familia y la sociedad. Especialmente, hay que incidir en la sensibilización en el respeto a la diversidad de la sociedad, en la eliminación de prejuicios y falta de conocimiento y comprensión de la discapacidad, así como también de actitudes derivadas de la intolerancia a quien es diferente.