El Hotel Conrad de la capital egipcia acogió durante el fin de semana a algunos de los mayores expertos y expertas internacionales en materia de derechos de la mujer y de las personas con discapacidad. La organización de la conferencia, a cargo de la Afouwd, fue posible gracias a la estrecha colaboración con el Departamento de la Mujer, la Familia y la Infancia de la Liga de los Estados Árabes, la Comisión de Mujeres Refugiadas y el Colectivo de Investigación y Capacitación para la Acción en pro del Desarrollo.
Entre los ponentes destacó la ponencia de Ana Peláez Narváez, vicepresidenta de la Fundación CERMI Mujeres y candidata de España al Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw). En la sesión inaugural, Peláez hizo un alegato sobre la importancia de incluir a las mujeres y niñas con discapacidad en la Agenda 2030 en conexión con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Concretamente, con el ODS número 5 —relativo a la igualdad de género—, que no incorpora alusión alguna a la discapacidad pese a la doble condición discriminatoria que afecta a una de cada cinco mujeres en el mundo.
Las jornadas, en las que participaron el presidente de la Organización Árabe de Personas con Discapacidad y la vicepresidenta primera de la Alianza Internacional de la Discapacidad, entre otros, ejemplificaron la realidad de que tender puentes entre los movimientos de la mujer y la discapacidad es la mejor forma de que las reivindicaciones de este colectivo adquieran la dimensión global que le corresponde.
Fruto de esta alianza, el encuentro permitió abordar el debate de los aspectos más genéricos acerca de las distintas formas de violencia y abuso contra las mujeres y las niñas con discapacidad, así como profundizar en la específica casuística que concierne a la situación de las mujeres refugiadas, desplazadas, en situaciones de riesgo o crisis humanitaria de la región árabe.
Con todo, la III Conferencia Regional del Foro Árabe de Mujeres con Discapacidad extrae un puñado de conclusiones a modo de estrategias para favorecer la protección y el empoderamiento en los ámbitos de la educación, la salud, y los derechos sexuales y reproductivos. Estrategias, en definitiva, para avanzar hacia la construcción de sociedades inclusivas, también en entornos hostiles. O lo que es lo mismo, en una palabra: resiliencia.