La situación es especialmente preocupante entre las niñas, adolescentes y mujeres adultas y mayores con discapacidad. En muchas ocasiones esta violencia no es detectada hasta que se produce un embarazo o se detecta la existencia de alguna enfermedad de transmisión sexual.
Actualmente, no existen servicios de apoyo para las mujeres con discapacidad víctimas de violencia de cualquier tipo. Tampoco existe ningún estudio sobre la situación real de este sector de la población en relación con la violencia de género. Las mujeres y las niñas con discapacidades tienen que enfrentarse a barreras físicas, institucionales y de comunicación que obstaculizan sobremanera su plena participación e inclusión, incluso en asuntos que las afectan directamente.
La directora de la Organización de Apoyo a las Mujeres con Discapacidad, Rejoice Timire, señala que son numerosos los casos de violencia sobre estas mujeres, sin embargo la sociedad no presta atención a estas situaciones. La mayoría de las personas que ejercen violencia proceden de su entrono más cercano (familiares, vecindario, amistades…)
Zimbabue ha ratificado la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, sin embargo, no ha realizado una armonización de la legislación interna a las prescripciones establecidas en este tratado internacional de derechos humanos. Además, la normativa específica en materia de discapacidad es ineficaz, según denuncian las principales organizaciones sociales de personas con discapacidad, mientras que las políticas destinadas a combatir la violencia contra las mujeres no tienen en cuenta la específica situación de las mujeres y niñas con discapacidad.