Así lo subrayó la coordinadora la Fundación CERMI Mujeres, Isabel Caballero, durante su intervención en el V Congreso para la erradicación de las violencias machistas desde los servicios sociales y sanitarios el pasado 2 de diciembre organizada por Hèlia, una entidad que ofrece apoyo a las mujeres supervivientes de la violencia machista para conseguir su plena recuperación y empoderamiento, trabajando en red para la cobertura de sus necesidades, desde la perspectiva feminista, interseccional y de derechos humanos.
De esta manera, Caballero hizo hincapié en las “dificultades que tienen las mujeres a la hora de ejercer sus derechos sexuales y reproductivos por el modelo existente que parte de una serie de prejuicios y estereotipos en relación a lo que se considera que es una buena madre”.
En este sentido, declaró que las mujeres con discapacidad en principio “no encajarían en este modelo” por considerarse siempre desde el imaginario colectivo como “sujetos objeto de cuidado más que como sujetos activos de su propia vida y de su propio proyecto con la capacidad para, de una manera libre e informada, ejercer estos derechos y poder criar a sus hijos e hijas”.
Para erradicar esta situación, abogó por “formar a los profesionales del ámbito sanitario para que no disuadan a las mujeres de poder ejercer sus derechos reproductivos”. También apostó por “eliminar las relaciones de poder entre pacientes mujeres y profesionales sanitarios y dar los apoyos a las mujeres que quieran ejercer la maternidad”.
En relación a esto, Caballero reclamó la “plena accesibilidad de todos los recursos” y pidió que las mujeres con discapacidad puedan hacer los servicios de planificación familiar. Además, recalcó la necesidad de “evitar el intervencionismo de los embarazos al considerar que una mujer con discapacidad embarazada supone una gestación de alto riesgo”. Por último, solicitió que esto “sea modificado”.