En España somos más de cincuenta mil las niñas con discapacidad. Muchas de nosotras vivimos sobreprotegidas y no podemos expresar nuestras opiniones sobre cuestiones fundamentales que afectan a nuestras vidas: sobre nuestra educación, sobre dónde y con quién queremos vivir cuando nuestras familias se separan, sobre nuestras amistades y lo
que queremos ser de mayores…
Hay que recordar que la Convención sobre los Derechos del Niño y la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas hablan de nosotras y obligan a los países a tomar todas las medidas necesarias para asegurar que podamos gozar plenamente de nuestros derechos humanos y libertades fundamentales; asegurar nuestra protección; asegurar que podamos expresar nuestra opinión libremente sobre todo lo que nos afecta, teniendo en cuenta nuestra edad y nuestra madurez; asegurar que podamos recibir asistencia adecuada conforme a nuestra discapacidad y nuestra edad, y asegurar que podamos mantener nuestra fertilidad; todo eso en igualdad de condiciones con las demás niñas y niños.
Sabemos que la violencia contra la infancia es uno de los problemas sociales más invisibles en la actualidad. Otro problema muy grave es la violencia que sufren las mujeres. Y también sabemos que por tener una discapacidad tenemos un riesgo mayor a padecer esta violencia.
Aunque hay leyes de infancia y otras leyes que quieren protegernos, también hay leyes que no nos defienden. Las niñas con discapacidad somos niñas invisibles y olvidadas.
Se ignora nuestra opinión; no nos dejan crecer como a cualquier otra chica adolescente; incluso nos operan sin que lo sepamos para que de mayores no podamos ser madres. Y cuando alguien nos hace daño y lo decimos nadie nos cree.
Todo el mundo nos protege más de lo que necesitamos: en casa, en el colegio, en todas partes…Pero nadie nos ayuda de verdad a crecer y a convertirnos en mujeres independientes.
Lo peor de todo es la violencia sexual que sufrimos, muchas veces incluso por quienes están a nuestro lado, que nos engañan fácilmente y dicen que mentimos y que les provocamos. ¡Cómo nos vamos a defender entonces de estas personas que están encargadas de cuidarnos!
POR TODO ELLO, EN UN DÍA COMO HOY, LAS NIÑAS CON DISCAPACIDAD EXIGIMOS:
Poder alzar nuestra voz, emitir nuestra opinión, que nos escuchen y nos tomen en cuenta.
Acabar con la intervención y el control sobre nuestros cuerpos, como sucede en la adolescencia cuando tenemos la regla, y que en su lugar nos eduquen sobre nuestro cuerpo y nuestra sexualidad.
Prohibir la esterilización en todas sus formas.
Formar a nuestras familias y a las y los profesionales que nos atienden sobre nuestros derechos.
Crear espacios para nuestra participación en las organizaciones que nos representan.
Porque juntas construimos el presente y proyectamos el futuro