La presidenta de Cocemfe Asturias nació en Gijón, se apellida Oviedo y era nombrada Hija Predilecta de Asturias. Una carambola a la que ayer hacía referencia con mucho humor para proclamar ante el abarrotado auditorio Príncipe Felipe de Oviedo que «no puedo ser más asturiana» y «no puedo sentirme menos huérfana y más feliz».
Mónica Oviedo Sastre, también presidenta de Cermi, el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad en Asturias, recibía en el momento de recoger su distinción una ovación monumental. Era el aplauso de toda la región a su trabajo en defensa de los derechos de quienes conviven con algún tipo de discapacidad. Y ayer no fue menos. «Mi deseo hoy es que esta Asturias paraíso natural pueda ser disfrutada por todas las personas y, para que eso así, necesitamos una Asturias más accesible».
Es su lucha desde hace años y ayer, aprovechando la repercusión del día grande de la región y el acto de entrega de sus máximas distinciones, insistió nuevamente en que «una Asturias más accesible será una Asturias mejor». Un desafío que, en opinión de Mónica Oviedo, «es posible» y así se lo quiso hacer saber a «toda la sociedad» y «al presidente Adrián Barbón», como principal responsable del Gobierno autonómico.
En su lucha por eliminar las barreras que todavía dificultan el camino a quienes presentan alguna discapacidad, «he estado muy bien acompañada», agradecía Mónica Oviedo, para quien su familia y amigos «son los mejores del mundo». Se acordó muy especialmente de sus padres, que ya no están, porque «les haría mucha ilusión que su hija fuese Hija Predilecta de Asturias». Un recuerdo que le encogió el corazón y la garganta, y que dio paso a una serie de agradecimientos en los que estuvo muy presente desde su hermana y su sobrina a «las mejores amigas del mundo» y «Manolo, siempre a mi lado».
Apoyos que «han estado ahí en los buenos momentos, pero también cuando los momentos fueron difíciles», señaló esta licenciado en Derecho, que ha hecho de la promoción de la accesibilidad e incluso en el Principado casi una forma de vida. No se olvidó Mónica Oviedo tampoco «del tercer sector» y las personas que, como ella, hacen lo imposible para que el entorno sea más favorable para todos. Ella conoce las dos caras de la moneda: la de tener garantizados derechos como el empleo, la movilidad o el transporte y la de quienes dependen de la sensibilidad ajena –ya sea la de políticos o ciudadanos– para conseguirlos.
Un accidente de tráfico el que le cambió la vida a los 22 años. Pero ese «profundo carácter empático y humano» que ayer se le reconocía con su nombramiento como Hija Predilecta se hizo más fuerte. «Es un orgullo, para mi inimaginable, que agradezco infinito», aseguró.