Como señala este borrador, las mujeres constituyen casi la mitad de la población –el 48,02% de los habitantes rurales- y desarrollan labores de vital importancia en la sociedad rural, como por ejemplo, tareas educativas, de cuidado, administración de recursos del hogar y asistencia básica sanitaria. Asimismo, las mujeres forman el sector consumidor con mayor importancia en este ámbito territorial.
Sin embargo, llama la atención que, a lo largo de las casi sesenta páginas de las que consta este borrador, no se haga mención en ningún momento a la situación de las mujeres con discapacidad rurales ni a la importante contribución que éstas realizan a la comunidad.
La investigación titulada La discapacidad en el medio rural publicada por el CERMI en 2006, señala que residir en el medio rural incide en numerosos aspectos de la vida cotidiana y no especialmente a favor de la inclusión social de las personas con discapacidad. Sin embargo, y a pesar de su innegable relevancia, tiene un mínimo tratamiento diferenciado en documentos importantes en los que se plasman políticas y medidas a favor de las personas con discapacidad.
Así las cosas, es fácil entender cómo en un Plan de esta envergadura, una vez más, se ha olvidado incluir a las mujeres con discapacidad. Este un ejemplo más de las dificultades que aún existen para concebir la realidad social en toda su complejidad, a partir de un enfoque que tenga en cuenta los distintos ejes de exclusión que inciden sobre los individuos y que deben ser tomados en cuenta a la hora de realizar un correcto abordaje de las realidad.
Los aportes, también económicos entre otros muchos, que realizan las mujeres con discapacidad que residen en áreas rurales deben ser visibilizados, siendo además imprescindible articular medidas que fomenten una participación más activa en el ámbito socio-laboral.
