Peláez lo sabe, consciente o inconscientemente, y si consigue todo lo que se propone desde su nuevo cargo -que es lo mismo de siempre, pero ampliado, adelantándose a su tiempo, abriendo camino desde la política, generando generosidad para que nadie se quede fuera-, contribuirá a que la humanidad esté mucho más cerca de sentirse uno, de ser lo que es: unidad plena donde todo cabe, donde nadie queda fuera. Es el preciosismo de su radicalidad, precisamente, lo que le ha llevado a Ana Peláez a expandirse, a tener una perspectiva tan amplia que trasciende fronteras, razones -aunque bien use la propia-, y que si la hace parecer una persona extrema, tajante o intransigente en ocasiones, ella y muchos sabemos que lo único que pretende es no dejar atrás jamás a nadie. En la radicalidad está la intensidad, y la intensidad es lo que somos, es vida, pero muchos aún no nos atrevemos a elegir un polo para re-descubrir, revelarnos a nosotros mismos, que el opuesto, el diferente, el excluido, siempre, sin excepción, mora dentro. Buscamos la plenitud, la Unidad, sesgando. 'No one behind', por favor, 'All in'.
¿Qué significa para ti el hecho de que te hayan elegido vicepresidenta del Foro Europeo de la Discapacidad (EDF)? ¿Cómo te sientes?
Lo que siento es un reconocimiento colectivo al trabajo que desde España se ha estado realizando en el ámbito de la discapacidad, no a mi persona, sino a nuestro país porque en discapacidad somos vanguardia. Además, el hecho de tener, por un lado, a un padre como el CERMI, que ha supuesto un cambio paradigmático en la forma de abordar y defender los derechos humanos de las personas con discapacidad -y que se ha convertido incluso en mecanismo de seguimiento independiente de la Convención, una condición a la que aspiran muchísimos consejos nacionales de la discapacidad de Europa y de todo el mundo-, y, por otro, a una madre como la Fundación ONCE, miembro asociado del EDF y estandarte de la inclusión laboral de personas con discapacidad, es la auténtica garantía de ese reconocimiento.
Personalmente, me siento profundamente agradecida a Alberto Arbide porque fue la persona que representaba al CERMI cuando llegué al EDF, y quien realmente me enseñó el camino de las alianzas. Él me inculcaba: "no merece la pena enfrentarse a nadie, es mejor que lo que se consiga se haga por consenso". Esa lección la aprendí de Alberto. También estoy muy agradecida a quienes me han brindado esta oportunidad, pero, ante todo, estoy orgullosa de que se reconozca el trabajo realizado por el movimiento asociativo de España hasta la fecha.
¿Por qué crees que España, hasta ahora, nunca ha ostentado una posición destacada en los cargos de máxima responsabilidad del EDF?
Porque no ha optado. España, mediante distintas personas, y nombro aquí nuevamente a Alberto Arbide en primer término, hemos estado en el entorno del movimiento asociativo europeo de la discapacidad siempre, y siempre ha sido reconocido como movimiento nacional y se ha contado con él, especialmente, para el impulso de lo que es la cohesión y la unidad del europeo. Si hasta ahora no hemos optado a estas posiciones más destacadas ha sido porque no era necesario, porque había otras personas de otros países que tenían en ese momento esa fuerza del impulso y esa visibilidad.
Ahora, con el paso de los años, muchas de esas personas ya no están, y a ellos y a ellas les debemos lo que somos ahora. Sin embargo, lo que necesitamos ahora no son líderes nuevos, ya que no creo que seamos nuevos, sino dar espacio a un proceso de renovación necesario para revitalizar el movimiento europeo. Es muy importante incorporar en él esa diversidad no solo humana de la gran familia de la discapacidad, sino esa diversidad para asumir una agenda política nueva, que esté en consonancia con esos proyectos de revitalización del movimiento.
"Lo que necesitamos ahora es dar espacio a un proceso de renovación necesario para revitalizar el movimiento europeo, que incorpore la diversidad para asumir una agenda política nueva"
Hablabas de ese "padrino" que te inculcaba el "no enfrentamiento". La unidad es crucial para conseguir las demandas de las personas con discapacidad, y nos remitimos a ella y a la Convención de Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad (CPDP), constantemente, como instrumentos para que se respeten nuestros derechos humanos y se nos incluya plenamente en todo ámbito. Tú, como experta, ¿puedes hacer encomio de la necesidad de apelar a ambas como instrumentos para nuestros justos propósitos -de la unidad, de la CPDP-?
La unidad ha sido la base y la esencia de nuestro triunfo aquí en España gracias a esa cohesión de todo el movimiento asociativo aglutinado en torno al CERMI de más de siete mil organizaciones que, tanto en momentos fecundos, como en momentos más complicados, más críticos, siempre han permanecido unidas. Esa enseñanza o experiencia organizacional o institucional me la llevo a Europa, tiene que ser así. Estamos en un 'momentum' que para mí aglutina cuatro prioridades y que asumo en mi agenda como vicepresidenta del EDF.
Desgránalas, por favor...
La primera hay que introducirla preguntándose: cuánto hemos hablado, seguimos hablando y hablaremos de los derechos humanos de las personas con discapacidad. Sin embargo, y esta es mi propuesta sobre la mesa, cuánto necesitamos todavía (el movimiento de la discapacidad en la UE, cada uno de nuestros países, otras regiones del mundo...) autoconvencernos de que cuando defendemos los derechos de las personas con discapacidad lo estamos defendiendo para todas las personas sin excepción y defendemos todos los derechos humanos y libertades humanas sin excepción también.
Los líderes y lideresas de la discapacidad, de los movimientos sociales seguimos poniendo límites nosotros mismos. Si no nos lo creemos, esta máxima fundamental de que todos y todas somos iguales no puede avanzar. Esta es mi primera prioridad: trabajar para que nos creamos esto, que hay que defender todos los derechos de todas las personas en todas las circunstancias, sin exclusión, sin excepción.
"Mi primera prioridad es trabajar para que nos creamos la máxima fundamental de que todos somos iguales y que hay que defender todos los derechos de todas las personas en todas las circunstancias, sin exclusión, sin excepción"
Es decir, todo el mundo, sin excepción, nos lo tenemos que creer...
Sí, pero especialmente las personas que ostentamos cargos con responsabilidad en este movimiento organizacional. Nosotros mismos, nosotras mismas, a veces, no nos lo creemos y, de hecho, nos lo seguimos cuestionando en tales o cuales casos o circunstancias, para determinadas personas. No creemos verdaderamente en los ajustes razonables, en los ajustes de procedimiento... En ocasiones incluso dudamos sobre la efectividad de los procesos para el apoyo de la toma de decisiones. Esto es importantísimo: si nosotros no nos creemos los propios derechos humanos de las personas con discapacidad sin excepción, de todas las personas con discapacidad y de todos los derechos humanos estaremos dejando pasar este 'momentum'.
"Si no nos creemos los propios derechos de las personas con discapacidad sin excepción, estaremos desaprovechando, dejando pasar este 'momentum'"
Es decir, los líderes y lideresas del movimiento de la discapacidad deben tener una fe impecable en los derechos humanos en general...
Una fe impecable en que todos los derechos humanos y libertades fundamentales porque son los mismos para todas las personas sin excepción, tanto si tienen una discapacidad, como si son migrantes o refugiados, etc. Todos los seres humanos tenemos los mismos derechos humanos todos.
"Todos los derechos humanos y libertades fundamentales son los mismos para todas las personas sin excepción"
Segunda prioridad, vicepresidenta...
Como movimiento de la discapacidad organizada necesitamos, nosotros mismos y en primer término, implementar, aplicar, revisar, hacer un seguimiento de cómo estamos transponiendo la CDPD a la forma de obrar y de hacer en el día a día de nuestras organizaciones. ¿Qué le vamos a pedir a las administraciones públicas, a las instituciones europeas, a nuestros respectivos gobiernos si nosotros mismos, en el seno de nuestras organizaciones, todavía estamos en un momento de implementación parcial de la Convención de la ONU?
Si nosotros, como discapacidad organizada no nos comprometemos con la plena implementación de la Convención en nuestras entidades, estaremos dejando pasar este 'momentum' en el que insisto, que está aconteciendo, y que además coincide con el momento de celebración del 20 aniversario del EDF y del propio CERMI. Es especialmente significativo porque se trata de un 'momentum' histórico distinto muy distinto respecto a dos décadas atrás cuando nos constituimos como organización y en él tenemos la obligación de aplicar la Convención de la ONU a nuestras entidades.
Alumbra entonces, por favor, a quienes no sepan ver ese modus operandis decisivo para transponer la CDPD en cada una de las organizaciones del movimiento, y que nos permita exigir el cumplimiento de nuestros derechos desde la coherencia.
Debemos aplicarnos las cinco obligaciones generales y las tres obligaciones específicas que establece la CDPD para los estados en las organizaciones de nuestro sector. Existen dos tipos de obligaciones para los estados que han ratificado la Convención: las cinco generales y dos específicas. Y nosotros tenemos que aplicar tanto las unas como las otras.
En primer lugar, nuestras entidades tienen que revisar la primera observación general, es decir, ver si realmente tenemos una norma interna dentro de nuestra organización, en nuestros estatutos, en nuestros planes de trabajo, etc., que reconozca la CDPD como la guía o la hoja de ruta a la que tenemos que tender para desarrollar nuestro trabajo como organización. ¿Hemos desarrollado normas internas para aplicar la Convención?
La segunda es revisar toda la normativa interna de nuestras organizaciones respecto a las personas que representamos. Preguntarnos si existen normas, modos y costumbres que sean contrarios a la Convención, si hacemos en nuestras organizaciones acciones contrarias a lo que establece la CDPD. Seguro que nos llevaremos más de una sorpresa.
La tercera obligación es plantearnos si nosotros y nosotras, como organizaciones de personas con discapacidad, estamos comprometidos con la Convención en el desarrollo de políticas, de planes de actuación, etc., para abordar la defensa de los derechos humanos y el trabajo de nuestra gente. ¿Estamos haciendo consultas a nuestros propios miembros, a quienes representamos incluyendo también a los niños y a las niñas con discapacidad, a las mujeres con discapacidad? ¿Les estamos consultando para ver si las políticas a nivel de organización que estamos definiendo son realmente de su interés y responden a las demandas que expresan?
"¿Estamos haciendo consultas a nuestros propios miembros, a quienes representamos incluyendo también a los niños y a las niñas con discapacidad, a las mujeres con discapacidad?"
La cuarta disposición general se refiere reflexionar sobre si nuestras organizaciones están tomando una actitud de solidaridad, de cooperación para ayudar a otras instancias en otros países que lo tienen mucho peor a desarrollar lo que nuestra organización determinada intenta sacar adelante en el nuestro. ¿Colaboramos desde España para que otros países avancen también en nuestro ámbito?
Y, por último, la quinta obligación general es plantearse si estamos seguros de que toda nuestra gente tiene las mismas obligaciones y derechos en nuestro país, que somos un estado federal. ¿Estamos trabajando para que una persona que vive en Madrid, en Extremadura, en Galicia, en una localidad rural, en un pueblo a 38 kilómetros de la capital tenga los mismos derechos dentro de nuestro territorio?
Estas obligaciones generales que explicas son el mecanismo que te propones llevarte al EDF para que las organizaciones del movimiento de la discapacidad europeo, aunque también estatal, reflexione, se autoanalicen, se autocritiquen y se transponga la Convención como se debe.
Claro, esto me lo llevo al EDF.
Junto a las tres obligaciones específicas y las otras dos prioridades que falta que nos expliques.
Las tres obligaciones específicas son las siguientes. Por un lado, resulta que las organizaciones debemos tener una política de recopilación de datos y estadísticas coherente con el artículo 31 de la Convención para poder conocer determinadas realidades. Si como entidad no somos capaces de conocer las situaciones de quienes lo tienen peor, por ejemplo, algo no estamos haciendo bien.
"Tenemos que ser capaces de ofrecer indicadores de derechos humanos que me permita identificar a la gente que se me queda fuera, la gente que lo tiene peor"
Si estoy dando ayudas, realizando programas, etc., tenemos que ser capaces de ofrecer indicadores de estos procesos, indicadores de derechos humanos que me permita identificar a la gente que se me queda fuera, la gente que lo tiene peor. He podido dar 24 becas, pero tengo saber también a cuántos hombres, a cuántas mujeres, de qué edad, dónde viven, si están solos o no, su nivel de pobreza, etc. Se trata de indicadores de derechos humanos, que si no los incorporamos al proceso de análisis de los resultados que obtenemos como organización, no seremos capaces de mejorar nuestra actuación porque seguiremos incluyendo a quienes realmente no aparecen.
La segunda de las obligaciones específicas es la que nos exige implicarnos en los programas de cooperación internacional, ahora más que nunca, y en todo lo que se refiere a la Agenda 2030 y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Aquí el artículo 32 de la Convención, 'Cooperación Internacional', es importantísimo.
La tercera específica es nuestra obligación de reportar, en los procesos de revisión de los derechos humanos de nuestro país, de nuestros países, de la región o lo que sea, sobre la situación en la que se encuentra nuestra gente. Tenemos que reportarla a través de informes alternativos, pero no solamente, porque para poder reportar, tenemos que conocer. Muchas veces nosotros mismos no sabemos la situación del sector que representamos respecto a un determinado tratado de derechos humanos porque no hemos realizado un análisis. Ese análisis aún no se hace, y es algo que hay que tenemos que hacer.
"Muchas veces nosotros mismos no sabemos la situación del sector que representamos respecto a un determinado tratado de derechos humanos porque no hemos realizado un análisis. Ese análisis aún no se hace, y es algo que hay que tenemos que hacer"
¿Cuál es esa tercera prioridad del 'momentum' que incorporas en tu agenda de vicepresidenta del EDF?
Es fundamental y se trata de defender los derechos humanos de las personas con discapacidad contenidos en la CDPD, pero no solo en este tratado. No nos podemos quedar ahí. Existen otros tratados de derechos humanos y otra agenda de derechos humanos como la Agenda 2030 de los Objetivos de desarrollo Sotenible, y tenemos que llevar la discapacidad a esas otras esferas. Es un error y un reduccionismo pensar que nuestros derechos humanos solo se reconocen en la CDPD. La Convención es un instrumento que nos tiene que ayudar a transversalizarlos a otros instrumentos porque nuestros derechos son los mismos que los de todo el mundo.
"Es un error y un reduccionismo pensar que nuestros derechos humanos solo se reconocen en la CDPD"
Tenemos que dar el salto y decir que hay que implementar la CDPD, aplicar y creérnosla, pero la tenemos que transversalizar, debemos llevar los derechos humanos de las personas con discapacidad a otros ámbitos: al de las mujeres, al de las personas mayores, al de los migrantes, al de los refugiados, al de los trabajadores, al de la infancia, al de los económicos, sociales y culturales, etc., y especialmente al ámbito de los ODS y de Agenda 2030, y ahora, es un momento importantísimo.
"Tenemos que dar el salto y transversalizar la CDPD a otros ámbitos, y especialmente al de los ODS y de Agenda 2030, ahora, es un momento importantísimo"
Pero sin que nadie se quede atrás, ¿no es así?
Exacto. Ese es mi último tema fundamental para este mandato. Lograr que el principio de 'No One Behind' sea una realidad, es decir, "que nadie se quede atrás". Y cuando digo que nadie se quede atrás, hay que pensar en muchos sectores de la discapacidad que son totalmente invisibles, que no están en ninguna parte o con los que, honestamente, no se cuenta. El 'No One Behind', que es el lema que Naciones Unidas saca a la luz con motivo de la Agenda 2030, es algo que tenemos que trabajarlo aquí, en España, en nuestros países, en el EDF.
El 'No One Behind' tiene que ver con la gente que ni siquiera tiene conciencia de que existe una Convención que habla de sus derechos humanos, que ni nos conoce, tantas veces, como movimiento porque nunca han llegado hasta él. Incluso, habiendo llegado a los movimientos asociativos siguen sin tener visibilidad, ni participación real, ni efectiva. Ese 'No One Behind' significa revolucionar.
"Ese 'No One Behind' significa revolucionar"
De hecho, el proceso de revitalización del movimiento que mencionaba al principio hay que sincronizarlo con el 'No One Behind', ese, de hecho, será el proceso verdadero que habrá que acometer para asumir una nueva agenda política.
De hecho, en la Asamblea General del EDF celebrada en Madrid hace unos días habéis trabajado en el 'No One Behind'. ¿Cómo?
Trayendo a refugiados con discapacidad que han llegado de Europa, tuvimos una delegación; logrando que personas sordociegas hablasen en primera persona, sin ningún tipo de interlocutor; visibilizando más a las mujeres con discapacidad, pero nos queda mucho trabajo por delante para avanzar, para lograr ese cambio profundo, esa revolución que permita que nadie se quede atrás.
¿Cómo os proponéis desde el EDF que la UE cree también su agenda 2030 de los derechos de la discapacidad?
Los ODS y la Agenda 2030 están hoy por hoy alejados de la agenda de la discapacidad, y es un verdadero error porque algunas de las metas comunes de ambos instrumentos hablan de la discapacidad. Hay un malentendido generalizado en muchos estados, porque se piensa que la Agenda 2030 es una agenda aplicable solamente a países en desarrollo. Ese es el error. La Agenda 2030 es aplicable a cualquier estado porque también hay desequilibrios en los países desarrollados.
"El movimiento de la discapacidad tiene que realizar un análisis de lo que aporta a Agenda 2030 y los ODS a nuestro movimiento social y humano"
Aquí vuelvo a sacar a colación la CDPD y lo aludido anteriormente. El movimiento de la discapacidad tiene que realizar un análisis de lo que aporta a Agenda 2030 y los ODS a nuestro movimiento social y humano. ¿Qué tenemos y cómo podemos enriquecernos en esa agenda? Pero esto tiene otra entrevista aparte.
Lo apuntamos. Violencia de género. No sé si dejas de ser responsable de los asuntos de género en el EDF, pero es un tema que te desgarra y contra el que has luchado siempre. ¿Cómo se trata este tema desde el EDF? ¿Intentarás que se haga aún más énfasis en la lucha contra la violencia de género y en todos los temas de género, ya que, lo sabemos, pertenecen a tu esencia como ser humana?
Este nuevo tiempo para el EDF coincide con otro 'momentum' realmente importante en relación a la lucha contra la violencia que sufre. El pasado 11 de mayo, un día antes de comenzar la Asamblea General del EDF en España, el Consejo de la UE dio luz verde a la firma por parte de la Unión Europea del 'Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra la mujer y la violencia doméstica', conocido como Convenio de Estambul. Esta firma y adhesión de la UE es una demanda que solicitaba el EDF desde hacía mucho tiempo.
Por fin, se está logrando. La firma y adhesión de la UE al conocido como Convenio de Estambul es crucial para las mujeres con discapacidad por tres motivos. El primero porque, finalmente, tendremos una legislación europea que lucha contra violencia de género, ya que anteriormente no había nada, la Comisión Europea no tenía nada. Esto es primordial.
El segundo motivo es porque, de este modo, la UE reconocerá la discapacidad en este ámbito, gracias al trabajo que hemos realizado durante años para que así sea. Reconocerá, por fin, las necesidades específicas que, por razón de discapacidad, tenemos las mujeres con discapacidad que sufrimos violencia de género respecto a las mujeres en general. Y eso está muy bien, es importantísimo y probará los frutos dados de nuestra interacción política.
Pero hay una tercera razón que es todavía más importante. En su artículo 39, el 'Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra la mujer y la violencia doméstica' establece la condena de la esterilización forzosa, y directamente se reconocereía así una de las causas por las que hemos estado trabajando, seguimos y seguiremos desde el movimiento asociativo de la discapacidad.
Estas tres razones hacen que la adhesión de la UE a este tratado del Consejo Europeo sea importantísima para las niñas y mujeres con discapacidad. Personalmente, esta adhesión sería muy importante también para muchas madres que, sin tener discapacidad, tienen hijos o hijas con discapacidad, y por el compromiso total con sus descendientes con discapacidad, se convierten en víctimas de la violencia ejercida por parte de sus parejas precisamente por esa circunstancia. Por eso es tan importante que la UE se haya adherido al Convenio de Estambul: porque en él, todo esto se recoge.
Más allá de la violencia de género, te llevas al EDF, encarnada, a Ana Peláez, quizás la activista más radical, fundamental, plena, en este 'momentum,' de las niñas y mujeres con discapacidad que viven en España y, no me cabe duda, esa entrega, esa intensidad, amor que vives por ellas, la extenderás sobre las niñas y mujeres europeas...
Tras estos 20 años de trabajo, el EDF tiene que dar respuesta a la situación de demanda de las 46-48 millones de mujeres con discapacidad que hay en Europa y que todavía no tienen una voz que hable por ellas.
No existen apenas organizaciones de mujeres con discapacidad, aquí tenemos la Fundación CERMI Mujeres. Si en los estados no se crean organizaciones de mujeres con discapacidad, ¿cuánto camino nos queda por recorrer para conseguir existan entidades que representen a las mujeres con discapacidad a nivel europeo? El EDF tiene todavía una asignatura pendiente con las mujeres y niñas con discapacidad. No puede ser que una población de entre 46 a 48 millones de ciudadanas no tengan la consideración adecuada.
No podemos permitir ni consentir que, por ejemplo, la dirección de Igualdad de Género de la Comisión Europea no atienda las cuestiones de discapacidad por entender que las mujeres con discapacidad no tienen que estar dentro de la generalidad de mujeres, sino dentro de la generalidad de la discapacidad.
Esta es la prueba de la violencia contra las mujeres con discapacidad, una violencia estructural e institucional. La UE... da buena cuenta de ello.