"Es un reto representar a millones de personas ciegas y con baja visión en todo el mundo"
¿Cómo recibió la noticia de su elección como vicepresidenta primera de la UMC en la Asamblea de São Paulo? ¿Qué sentimientos y reflexiones le vinieron en ese momento?
Recibí la noticia con una mezcla de profunda gratitud, responsabilidad e ilusión. Fue un momento muy emotivo, consciente del reto que supone representar a millones de personas ciegas y con baja visión en todo el mundo. Pensé en el camino recorrido, en quienes me han apoyado y en la oportunidad de contribuir a una UMC más fuerte, cohesionada y representativa. Sentí también el peso de la responsabilidad, pero sobre todo, una enorme motivación para trabajar por una inclusión real y global.
Usted es directora ejecutiva de Recursos Generales y Sostenibilidad de la Dirección General de la ONCE. ¿De qué manera cree que esa experiencia profesional le ayudará ahora en su nueva responsabilidad internacional?
Mi experiencia en la ONCE me ha permitido liderar equipos diversos, gestionar proyectos complejos y promover la sostenibilidad y la innovación. He aprendido la importancia de la transparencia, la participación y la escucha activa, valores que quiero trasladar a la UMC. Además, la gestión de recursos y la búsqueda de alianzas estratégicas serán claves para fortalecer la organización y garantizar su sostenibilidad a largo plazo.
"El reto más complejo será influir en la agenda internacional, pero es fundamental para que nuestros derechos sean una prioridad en las políticas públicas de todos los países"
En su discurso en la Asamblea habló de tres compromisos: la participación activa de las personas ciegas en la toma de decisiones, la incidencia pública en políticas globales y la innovación inclusiva. ¿Cuál de estos tres ejes considera que será más complejo de llevar a la práctica y por qué?
El eje más complejo será, probablemente, la incidencia pública en políticas globales. Influir en la agenda internacional requiere coordinación, alianzas y una voz unificada, especialmente en un contexto tan diverso como el de la UMC. Sin embargo, es fundamental para que los derechos de las personas ciegas y con baja visión sean una prioridad en las políticas públicas de todos los países.
Ha insistido en la necesidad de que haya más mujeres y más jóvenes en los órganos de decisión. ¿Qué mecanismos o iniciativas le gustaría promover desde la UMC para que esa participación sea real y sostenida en el tiempo?
Quiero impulsar programas de mentoría, cuotas de representación y espacios de formación y liderazgo para mujeres y jóvenes. Es esencial crear redes de apoyo y visibilizar referentes que inspiren a nuevas generaciones. Además, promoveré la revisión de los estatutos para garantizar la participación activa y sostenida de estos colectivos en todos los niveles de decisión.
Usted ha dicho que el programa de trabajo de la UMC debe construirse “de abajo arriba”. ¿Qué tipo de información espera recoger de las entidades?
Espero recoger expectativas, barreras, prioridades y propuestas concretas de las entidades miembros. Solo así podremos construir un plan estratégico alineado con las realidades y necesidades de cada región. La diversidad de voces es la mayor riqueza de la UMC y debe reflejarse en todas nuestras acciones.
La accesibilidad universal sigue siendo, según usted misma ha señalado, un problema crítico que condiciona la vida diaria de millones de personas ciegas o con baja visión. ¿Cuál considera el reto más urgente a nivel global en este terreno?
El reto más urgente es garantizar el acceso universal a la información, la educación y la tecnología. La brecha digital y la falta de entornos accesibles siguen excluyendo a muchas personas. Es prioritario trabajar con gobiernos y empresas para que la accesibilidad sea un derecho y no una excepción.

En un contexto marcado por la digitalización y la inteligencia artificial, ¿Qué riesgos observa para la inclusión y qué ejemplos de innovación accesible considera que ya están aportando soluciones reales?
El principal riesgo es que la tecnología avance sin tener en cuenta la accesibilidad, generando nuevas barreras. Sin embargo, ya existen ejemplos positivos, como lectores de pantalla avanzados, aplicaciones móviles accesibles y herramientas de IA que facilitan la autonomía. La clave es que la innovación sea siempre inclusiva y cuente con la participación de las personas ciegas en su diseño.
La financiación estable es otro de los desafíos de la UMC. ¿Cómo se propone trabajar para ampliar y diversificar los recursos, y qué papel deben jugar los gobiernos, la cooperación internacional y el sector privado?
Trabajaré para diversificar las fuentes de financiación, buscando alianzas con organismos internacionales, sector privado y gobiernos. Es fundamental promover proyectos conjuntos, campañas de sensibilización y modelos de colaboración público-privada que garanticen la sostenibilidad financiera de la UMC.
La UMC integra países con realidades muy desiguales. ¿Cómo cree que puede lograrse un equilibrio para que todas las organizaciones, incluidas las de contextos con menos recursos, puedan avanzar de manera conjunta?
La clave está en la solidaridad y el intercambio de buenas prácticas. Propondré mecanismos de cooperación técnica, formación y apoyo institucional para que ninguna organización quede atrás. Además, fomentaré la representación equitativa en los órganos de decisión y la adaptación de los programas a las realidades locales.
En São Paulo también se celebró el bicentenario del braille, subrayando su valor en la educación y el acceso a la cultura. ¿Cómo ve el futuro del braille y de los lenguajes accesibles en un mundo digital cada vez más dominante?
El braille sigue siendo fundamental para la alfabetización y la autonomía. En el mundo digital, debemos garantizar su integración en dispositivos tecnológicos y promover la creación de contenidos accesibles en todos los formatos. Los lenguajes accesibles, incluido el braille, deben evolucionar junto a la tecnología para no dejar a nadie atrás.
"Quiero impulsar mentoría, cuotas y redes de apoyo para que mujeres y jóvenes tengan una participación real y sostenida en los órganos de decisión de la UMC"
La gestión de emergencias —ya sean conflictos armados o catástrofes naturales— es un asunto creciente en la agenda de la UMC. ¿Qué medidas cree que deberían implantarse para garantizar la protección de las personas con discapacidad visual en esas situaciones, sobre todo ahora que con el cambio climático, se están dando episodios extremos en la naturaleza?
Es imprescindible que los planes de emergencia incluyan protocolos específicos para personas con discapacidad visual, desde la información accesible hasta la evacuación y el apoyo psicológico. La UMC debe trabajar con organismos internacionales para que la inclusión sea un criterio obligatorio en la gestión de emergencias.
Mirando a este mandato que se prolongará hasta 2029, ¿Cuáles serían tres logros concretos que le gustaría alcanzar como vicepresidenta de la UMC?
1. Consolidar una UMC más participativa y representativa, en la que haya una mayor presencia de mujeres y jóvenes, y en la que todas las regiones y organizaciones, especialmente las del Sur global, tengan una voz real en la toma de decisiones.
2. Mejorar la capacidad de influencia de la UMC en las políticas globales de discapacidad.
3. Garantizar la sostenibilidad financiera y la transparencia, diversificando las fuentes de recursos y fortaleciendo la confianza de las entidades miembros
Para terminar, ¿Qué mensaje le gustaría transmitir a las personas ciegas o con baja visión de España y del mundo sobre lo que representa esta nueva etapa de la UMC?
Quiero transmitir un mensaje de esperanza y compromiso. Esta nueva etapa es una oportunidad para construir, entre todas y todos, una UMC más fuerte, cohesionada y representativa, que empodere y aporte valor a nuestro movimiento global. Y que consiga que los derechos y la inclusión de las personas ciegas y con baja visión sean una prioridad en la agenda política.
