Entrevista
Cristina Paredero. Premio Nacional de Juventud 2021.

"Hace falta mucha sensibilización sobre la esterilización forzada porque es bastante desconocida"


Víctima de una práctica tan aberrante como una esterilización forzosa y de la incomprensión que vivió de adolescente por un diagnóstico tardío de síndrome de Asperger, Cristina Paredero convirtió su vida en un leitmotiv de lucha contra la perpetuación del abuso y la discriminación, además de ayudar a otras personas con discapacidad y mostrarlas el lado positivo de la vida. Recientemente, fue galardonada con el Premio Nacional de Juventud 2021, concedido por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, en la modalidad de Derechos Humanos.
Cristina Paredero, activista con discapacidad, recoge el Premio Nacional de Juventud 2021 por defender los derechos de las personas con discapacidad
Cristina Paredero, activista con discapacidad, recoge el Premio Nacional de Juventud 2021 por defender los derechos de las personas con discapacidad

Cristina Paradero muestra el premio recibido.El Estado ha reconocido su labor como activista a favor de los Derechos Humanos otorgándola el Premio Nacional de Juventud 2021. ¿Cómo valora este reconocimiento?

 

En cierto modo, es un agradecimiento interno por todo el trabajo que llevo realizando en el campo del activismo de la defensa de las personas con discapacidad o la perspectiva inclusiva de género.

 

Este premio representa un reconocimiento al trabajo que llevo realizando durante los últimos años. A nivel emocional, me da fuerzas sentir que soy útil para la sociedad y que las cosas que hago, las hago bien. 

 

También me da fuerzas para querer cambiar el mundo a mejor. Es una responsabilidad ya que siento que esto es solo el comienzo de una larga trayectoria profesional que me permite trabajar remuneradamente defendiendo los derechos humanos y los derechos de las personas con discapacidad.

 

Ha sido ponente, conferenciante, formadora… y está estudiando Periodismo.

 

Actualmente mi tiempo y mi trabajo lo dedico a ser ponente y sensibilizadora, pero también estudio. Elegí Periodismo porque siempre he considerado que la mejor forma de hacer un activismo representativo o inclusivo viene a partir de la representación, y para mí la representación es saber comunicar a un público todos tus conocimientos y ponerle una perspectiva de mi propia experiencia. Estudiar Periodismo me permite, desde esa perspectiva, llegar a ser una buena comunicadora y llegar a más personas. 

 

También tiene una dilatada carrera en entidades de la discapacidad.

 

Así es. Actualmente estoy dentro de la Plataforma Estatal de Representantes de Plena Inclusión. Somos un grupo a nivel nacional que asesora a la dirección de Plena Inclusión. También ocupo un puesto en la Junta Directiva y fundadora de la Plataforma Estatal de Representantes de Personas con Discapacidad Intelectual y del Desarrollo. Recientemente he fundado con otras compañeras una mesa dentro de Atapia (red de profesionales del autismo) sobre participación activa y liderazgo TEA (Trastorno del Espectro Autista). Además, soy colaboradora de la Fundación Cermi Mujeres y participo en el Comité de Apoyo a la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad del CERMI.

 

La verdad es que no le dedico a estudiar Periodismo todo el tiempo que me gustaría, porque ahora mi tiempo está centrado en hacer actos de visibilización.

Cristina Paradero recibe el galardón.

 

Y dentro de esta visibilización, no duda en mostrar su experiencia y, con ello, tratar de ayudar a otras personas con Asperger. 

 

El síndrome de Asperger, a la hora de recibir un correcto diagnóstico, es bastante desconocido dentro de la propia medicina. Para acceder a un diagnóstico generalmente suele haber mucha desigualdad, no solo en el tema monetario, sino también en el social. 

 

Los propios profesionales de la salud no entienden muy bien qué es el síndrome de Asperger o el TEA. Si a eso le sumamos una perspectiva de género… 

 

El diagnóstico de las mujeres TEA es bastante enrevesado. Muchas de ellas reciben un diagnóstico tardío y muchas no se llegan a ser diagnosticadas correctamente por ese sesgo de género. Eso hace que una mujer TEA, como yo, generalmente haya sufrido muchas dificultades y se la haya diagnosticado a un edad tardía. 

 

Si no tienes un diagnóstico correcto y no sabes qué te pasa, y los propios médicos y las personas del entorno te dicen que eres rara, te lo acabas creyendo, y te acabas creyendo la versión que ellos tienen sobre ti. Te acabas autoculpando y considerando inferior. 

 

A mí, el diagnostico me salvó la ida porque permitió conocerme a mí misma. Es a partir de ese momento cuando empiezas a empoderarte. 

 

También vivió una experiencia que atenta contra los derechos humanos y que inconcebiblemente la legislación española permitía hasta 2020, como es la esterilización forzosa.

 

No fue una experiencia fácil… Durante muchos años realmente no fui consciente de hasta que punto había sufrido eso, pero siempre digo que hay que intentar sacar cosas buenas de las cosas malas. Para mí ese es mi motor, mi leitmotiv. Si he pasado una mala vida con respecto a muchas cosas, no solamente la esterilización forzosa, y me guardo eso para mí, entonces estaría perpetuando el abuso, porque hay más personas como yo, que se encuentran en esa misma situación pero a las que la sociedad acaba silenciando.

 

En el tema de la esterilización forzada, muchas mujeres no saben que lo han sufrido porque no han pedido su consentimiento o están previamente incapacitadas, y eso les impide contar su experiencia. Esto hace que esta práctica tan aberrante en cierto modo siga estando a la orden del día.

 

Gracias al activismo y visibilización se ha conseguido acabar con esta práctica aberrante.

 

Pero todavía queda mucho por hacer. Aún queda mucha incidencia para conseguir erradicar por completo esta práctica. Hay que hacer una correcta sensibilización a todas las personas que forman las distintas áreas: personal médico, familiar, entorno… cuando hablamos de abuso, este no solamente se da en un área, esa es solo la parte más visible. Hay que concienciar a muchas partes para que esta práctica realmente se elimine.

Cristina Paradero.

 

Está erradicada, ahora es ilegal, pero si tienes una ideología, unos valores puedes, en cierto modo, pasar por encima de la ley. Hace falta mucha incidencia y concienciación para poder cambiar los valores de las personas. Sobre todo, se necesita que sean las personas con discapacidad las que estén al frente de toda esta sensibilización y activismo; así como que las entidades se pongan a disposición de todas estas personas.

 

¿Cómo podría conseguirse ese objetivo de cambiar los valores que llevan a algunas personas a esterilizar a otras sin su consentimiento?

 

Sobre todo, lo orientaría en la formación y representación. Dentro del Gobierno no solamente basta con poner una ley específica para evitar que esto suceda, sino hacer un correcto seguimiento hasta que esta práctica se haya erradicado por completo. Hace falta mucha sensibilización sobre la esterilización forzada porque es bastante desconocida, y eso perpetúa el abuso. 

 

Hay que sensibilizar a todo el personal médico y judicial, que es al final el que hace que todo esto sea posible. También a todos los familiares y personas del entorno. Si un familiar considera que la razón por la que se esteriliza es porque una mujer con discapacidad no es válida ni como mujer, ni como persona, ni como madre, todo esto acaba sucediendo. Lo mismo pasa con el personal médico y judicial. Todo viene de considerar no válida a la mujer con discapacidad.

 

¿Cuáles son los avances más importantes que se han dado a favor de las personas con discapacidad?

 

A lo largo de toda mi vida he visto muchos avances. Crecí con un modelo asistencial en el que la participación y el liderazgo de personas autistas era prácticamente nulo, porque se promovía un movimiento asistencial en el que los padres y los técnicos eran las personas que regían los órganos de poder y de decisión. Ahora esto está cambiando y se está apostando por un liderazgo TEA. Yo soy un ejemplo porque estoy en varias asociaciones. 

 

Con respecto a las mujeres TEA hay toda un área de incidencia. Antes no se consideraba esa indefensión de ser mujer y TEA, y tener unas características propias a la hora de investigación y de diagnósticos. He visto en estos años como se hace más incidencia en esta práctica porque antes predominaban teorías aberrantes, como por ejemplo que había dos tipos de cerebros: el ‘hipermasculino’ y el femenino, y se decía que el cerebro TEA era un cerebro masculino. Esta teoría existe todavía y en muchos ámbitos se sigue aplicando.

 

En el seno de Plena Inclusión he conseguido ser partícipe de actos increíbles, como, por ejemplo, estar presente el día en el que se consiguió el derecho a voto de las personas con discapacidad. Antes, las personas incapacitadas judicialmente no tenían derecho a votar. Pude presenciar cómo el Congreso y el Senado votaban a favor de esta importante reforma.

 

He podido tener contacto con las esferas políticas dentro de Plena Inclusión y Cermi Mujeres para que la proposición de ley de la erradicación estuviera presente. He conseguido ver cómo una compañera que entró conmigo en Plena Inclusión ahora mismo es la vicepresidenta. Todo esto son logros de los que me siento plenamente orgullosa de haber visto con mis propios ojos y haber participado en ese cambio.

 

¿Y, desde su experiencia, qué consejos daría a las personas que actualmente son diagnosticadas con Asperger?

 

Para empezar, diría que ser Asperger no es fácil. Le diría que sé cómo te sientes, sé que te sientes atrapada, fuera de lugar. Yo también me sentía así. Pero siempre hay una buena noticia, aunque la sociedad te va a excluir y te va a discriminar, y eso va a hacer que tardes en conocerte y empoderarte, no porque te falten capacidades, sino porque la sociedad te dirá que no vales. 

 

Y hay una buena noticia, pues de la misma manera que hay gente que te va a criticar, que te va a excluir, hay gente que te va a aceptar, te va a creer. Es en ellos en quien tienes que apoyarte, y a raíz de eso puedes encontrar la forma de dar la vuelta a todo lo malo que te ha pasado y conseguir ayudar a cualquier otra persona. Todos esos cambios se pueden lograr, no estás sola y sobre todo, aunque no lo creas posible, de todo se puede salir.

 

¿Llegará un momento en que se materializa la plena inclusión?

 

Creo que llegará el momento. Al final, no importa cuando se rechacen todos los cambios sociales, porque tarde temprano van a llegar. La sociedad tiende a la diversidad, la sociedad es diversidad. 

 

Por ello, sé que llegará un momento en el que tenga tan interiorizada una perspectiva inclusiva que realmente no hagan falta activistas. Realmente, aunque suene un poco chocante, estoy luchando porque mi profesión desaparezca, porque significará que no hará falta.

 

Ojalá llegue ese momento, pero parece que todavía tendremos que esperar…

 

Los cambios sociales en base a las ideas que nacen desde dentro, son imparables. Puedes retrasarlos, ponerlos trabas, pero nunca vas a conseguir parar el motor que los mueve. Y eso siempre a través de la autodeterminación, nuestras creencias y nuestros valores. Es algo que no se puede parar. Llegará.

 

 

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