Hablar de autonomía es hablar de poder tomar decisiones sobre nuestras propias vidas. Y para muchas mujeres con discapacidad en España —incluidas las mujeres autistas— esto sigue siendo muy complicado si no tenemos acceso a una educación que nos sirva, a un empleo digno y a ingresos propios. Todo está conectado.
La educación es el primer paso
Muchas veces se habla del empleo como la clave para la inclusión. Y lo es. Pero antes del empleo viene la educación. Sin una educación adaptada a nuestras necesidades, es difícil formarse, acceder al mercado laboral o incluso saber qué derechos tenemos.
Todavía hay muchas niñas y jóvenes con discapacidad, especialmente autistas, que quedan fuera o se sienten perdidas dentro del sistema educativo. Necesitamos apoyos reales, profesorado formado y un entorno que entienda nuestras formas distintas de aprender y comunicarnos.
Una educación inclusiva desde la infancia es fundamental.
El empleo no es un lujo, es una necesidad
Contar con un trabajo digno no es solo cuestión económica. También es salud mental, autoestima y pertenencia. Pero los datos lo dicen claro: el acceso al empleo sigue siendo muy desigual. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2023 solo el 26,7 % de las mujeres con discapacidad estaban empleadas, frente al 34,5 % de los hombres con discapacidad. Además, muchas están en empleos temporales, con bajos salarios y pocas posibilidades de progresar.
Si hablamos de mujeres autistas, la situación es todavía más complicada. Un estudio internacional publicado en Autism Research en 2022 muestra que entre el 50 % y el 75 % de las personas autistas adultas están desempleadas o subempleadas. En España, muchas mujeres autistas esconden su diagnóstico por miedo al rechazo o la discriminación.
El lema del Día Internacional de las Personas con Discapacidad 2024, “Nada sobre nosotras sin nosotras”, nos recuerda que debemos estar presentes en los espacios donde se toman decisiones. Para las mujeres autistas esto es aún más importante, ya que muchas veces el autismo no siempre se reconoce como discapacidad, aunque tenga un impacto profundo en nuestra inclusión social y laboral. Muchas de nosotras hemos tenido que ocultar (o “enmascarar”) nuestras diferencias para encajar, lo que afecta nuestra salud mental, capacidad y bienestar.
Ingresos propios = más libertad
Tener independencia económica nos da la libertad de tomar decisiones: poder mudarnos, salir de una situación de violencia, pagar una terapia, o simplemente vivir con tranquilidad. La Macroencuesta de Violencia contra la Mujer de 2019 muestra que más del 50 % de las mujeres mayores de 16 años han sufrido violencia de género. En el caso de mujeres con discapacidad, el riesgo es aún mayor, sobre todo si dependen económicamente de otras personas.
En España, 6 de cada 10 personas con discapacidad son mujeres, lo que representa más de 2,7 millones. La mayoría todavía tiene dificultades para encontrar empleo estable o participar activamente en la sociedad.
Un informe del Foro Europeo de la Discapacidad en 2023 indica que las mujeres con discapacidad tienen un 20 % más de riesgo de vivir en pobreza que los hombres con discapacidad. Esto no se soluciona solo con asistencia: se soluciona con empleo estable y derechos.
Lo que necesitamos es sencillo
• Educación inclusiva y adaptada.
• Procesos de selección accesibles, con entrevistas claras y sin prejuicios.
• Entornos laborales que hagan ajustes razonables.
• Campañas de sensibilización que cambien la mirada sobre nosotras.
• Que se cumpla la ley: la reforma del artículo 49 de la Constitución en 2024 ya reconoce de forma más digna los derechos de las personas con discapacidad.
Seguir avanzando, juntas
Fundación CERMI Mujeres sigue apostando por iniciativas que colocan nuestras necesidades en el centro: desde la campaña “No estás sola” hasta el trabajo en eventos como la jornada “Igualdad en la Empresa” de este año, donde se pidió a las empresas que asuman su papel en la inclusión.
Hay avances, sí. Pero falta que lleguen a más mujeres, a más rincones, y con más impacto.
No pedimos privilegios, pedimos acceso. Queremos lo mismo que todas las personas: poder elegir, trabajar, estudiar, vivir sin depender, y participar de verdad en la sociedad.
Gracias por estar ahí, por leernos, y por formar parte de este cambio.