Andrea Cuevas: Cada encuentro me ha permitido aprender mucho y comprender mejor las realidades de quienes tienen discapacidad, especialmente las mujeres

Andrea Cuevas es una psicóloga de 35 años originaria de México, que lleva seis años viviendo en España. A causa de una parálisis cerebral, tiene dificultades para caminar sin apoyo. Ha decidido no solo participar de lleno en la sociedad, sino también ser una agente de cambio, ofreciendo su tiempo y habilidades como voluntaria. Comparte su rica experiencia, desafíos y motivaciones como voluntaria con cermi.es diario, en el marco de actividades del Plan de Voluntariado Social 2025 del CERMI.
Imagen de Andrea Cuevas
Imagen de Andrea Cuevas

Andrea, ¿puede contarnos un poco sobre usted?

Soy psicóloga y tengo 35 años. Vivo en Madrid, España. Tengo parálisis cerebral, lo que me obliga a caminar con un bastón. A pesar de esta dificultad, me considero una persona activa, disfruto de hacer deporte y me gusta siempre desafiarme a mí misma. Mi discapacidad no es un obstáculo para mí, sino parte de quien soy, y trato de vivir de forma plena.

Me sorprendió que en una institución me dijeran que no podía hacer voluntariado con niños con autismo debido a mi discapacidad, pero encontré en COCEMFE una organización dispuesta a apoyarme y darme la oportunidad de ser voluntaria

¿Cómo llegó al voluntariado? ¿Ya tenía experiencia en México o fue aquí en España donde decidió involucrarse?

Desde pequeña, mis padres me enseñaron el valor de ayudar a los demás. En México, mi familia y yo hacíamos voluntariado en orfanatos, trabajando con niños con secuelas de parálisis cerebral. En esa época, ya experimenté lo enriquecedor de esa labor. Al llegar a España, pensé que podría seguir haciendo este tipo de actividades, pero me encontré con ciertos obstáculos. Por ejemplo, intenté hacer voluntariado con niños con autismo, ya que soy psicóloga y tenía experiencia trabajando con ellos en México. Sin embargo, en una institución me dijeron que no podría hacerlo debido a mi discapacidad, lo que me sorprendió mucho. No me dieron ninguna alternativa ni los ajustes necesarios para llevar a cabo esa labor. Fue en ese momento cuando encontré a Cocemfe, que me dio la oportunidad de ser voluntaria y continuar mi camino de inclusión en la sociedad española.

¿Qué tipo de voluntariado realiza actualmente?

He participado en varios proyectos. Al principio, me ofrecieron la oportunidad de dar talleres de autoestima para mujeres migrantes con discapacidad. Estos talleres los impartí en línea, lo que me facilitó la participación sin la necesidad de trasladarme. Además, he dado charlas de sensibilización sobre cómo el voluntariado ha impactado positivamente en mi vida. La flexibilidad y el formato en línea fueron muy beneficiosos tanto para mí como para los participantes.

Lo más gratificante ha sido darme cuenta de lo diferentes que son las experiencias de vida de cada persona

¿Qué es lo más gratificante de su experiencia como voluntaria?

 Lo más gratificante ha sido darme cuenta de lo diferentes que son las experiencias de vida de cada persona. Cada encuentro me ha permitido aprender y comprender mejor las realidades de quienes tienen discapacidad, especialmente de las mujeres, que enfrentan desafíos particulares. Además, ver cómo el voluntariado impacta en la vida de las personas con las que trabajo, y cómo puedo contribuir con mi tiempo y mi experiencia, es algo que me llena de satisfacción.

¿Ha encontrado dificultades por tener discapacidad en el momento de ser voluntaria?

Sí, ser voluntaria con discapacidad tiene sus desafíos. A menudo se asume que las personas con discapacidad solo necesitamos recibir ayuda, pero yo también puedo ofrecerla. Romper ese paradigma es complicado. La sociedad tiene la idea de que las personas con discapacidad deben ser asistidas, no que puedan brindar apoyo a otros. Eso ha sido un desafío, pero me parece que el CERMI y otras organizaciones están trabajando para cambiar esa percepción.

Ser voluntaria con discapacidad tiene sus desafíos

 ¿Qué cambios considera necesarios para que más personas con discapacidad puedan ofrecer su apoyo como voluntarios?

Creo que el primer paso es mejorar la accesibilidad, tanto física como social. Muchas personas con discapacidad no pueden acceder a los voluntariados que les gustaría hacer debido a barreras como el transporte inaccesible, la falta de infraestructura adecuada o incluso problemas en la interacción social. En mi caso, por ejemplo, aunque puedo caminar con bastón, algunas estaciones de metro en Madrid no tienen la accesibilidad que necesito. Las escaleras sin barandillas son un problema, y a veces me quedo atrapada en mitad de un cruce de calles debido a la falta de tiempo en los semáforos. Estas son barreras que limitan la participación de las personas con discapacidad. Si la sociedad mejora la accesibilidad, no solo física, sino también en términos de actitud, más personas con discapacidad podrían involucrarse en el voluntariado, ofreciendo sus habilidades y capacidades como cualquier otra persona.

¿Cómo ve el futuro del voluntariado para personas con discapacidad?

Soy optimista. Creo que poco a poco se están haciendo avances importantes. La accesibilidad está mejorando en muchas ciudades y las organizaciones están tomando conciencia de la importancia de ofrecer oportunidades a las personas con discapacidad. Sin embargo, queda mucho por hacer, especialmente en el ámbito social y arquitectónico. Si logramos que la sociedad se abra a la inclusión plena, veremos más personas con discapacidad ocupando roles activos en el voluntariado y otros sectores.

¿Qué proyectos futuros le gustaría realizar como voluntaria?

Me gustaría trabajar con niños con diversas discapacidades. Ya tengo experiencia con niños con autismo en México, pero ahora quiero aprender más sobre otras discapacidades y cómo las diferentes realidades afectan a los niños y sus familias. Poder colaborar con ellos sería una oportunidad para crecer profesionalmente y, al mismo tiempo, aportar mi experiencia y mi empatía.

 Como psicóloga, ¿cómo combina su formación profesional con su experiencia como voluntaria?

 Mi formación en psicología me ha permitido comprender mejor las dinámicas de las personas y sus necesidades emocionales. En los talleres y charlas que he dado, intento aplicar mis conocimientos para ayudar a las personas a mejorar su autoestima y empoderarlas. Además, la psicología me da herramientas para entender las dificultades emocionales que enfrentan las personas con discapacidad, lo que me ayuda a ser más empática y ofrecer apoyo de manera más efectiva. Mi carrera y mi experiencia como voluntaria se complementan muy bien, ya que me permiten no solo apoyar a los demás, sino también crecer como profesional y persona.

Y, ¿qué consejo le daría a otras personas con discapacidad que estén considerando involucrarse en el voluntariado?

 Les diría que no se dejen limitar por las percepciones que la sociedad pueda tener sobre lo que podemos o no podemos hacer. La discapacidad no es un obstáculo para ser voluntario ni para hacer una diferencia en la vida de otros. La clave es encontrar una organización que valore nuestras capacidades y nos brinde el apoyo necesario. El voluntariado no solo es una forma de dar, sino también una oportunidad para crecer, aprender y hacer sentir a los demás que todos podemos contribuir a la sociedad.

Andrea Cuevas refleja con su dedicación y empatía, las barreras de la discapacidad pueden transformarse en puentes de apoyo y entendimiento. Su deseo de trabajar con niños con y sin  discapacidad, algo que muestra su compromiso con un futuro más inclusivo, donde cada persona con discapacidad pueda ser tanto receptora como agente de cambio.